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domingo, 30 de diciembre de 2012

Navidad, el más bello escondite

(Buscar el sitio para Dios y para los otros)

 
EL Greco, La adoración de los pastores (1612-1614)
Museo del Prado (Madrid)

“Jehel, un joven muchacho (judío), entró llorando precipitadamente en casa de su abuelo, el famoso Rabí Baruch. Gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas, mientras se lamentaba: mi amigo me ha abandonado, ha sido injusto y poco amable conmigo. Vamos, vamos, ¿no puedes explicármelo más despacio?, le preguntó el maestro. Sí, respondió el pequeño, hemos jugado al escondite. Y yo me he escondido tan bien que mi amigo no ha podido encontrarme. Así pues, ha dejado de buscarme y se ha ido. ¿No ha sido antipático? El más bello escondite ha perdido su belleza, porque mi amigo ha interrumpido el juego.

      En ese momento el maestro le acarició las mejillas, al tiempo que los ojos se le inundaban de lágrimas. A continuación dijo: sí, eso es muy poco cortés. Pero, ¿sabes?, lo mismo ocurre con Dios. Él se ha ocultado y nosotros lo buscamos. Imagínate lo que esto significa: Dios se ha ocultado y nosotros no lo buscamos ni siquiera una vez”.

    En esta pequeña historia -escribió Joseph Ratzinger- se puede descubrir el misterio de la Navidad...

sábado, 29 de diciembre de 2012

María: confianza, escucha, servicio

J. C. Antolínez, Anunciación (1665-1675), 
Museo del Hermitage, San Petersburgo

Navegamos en medio de una crisis de confianza. No sólo en la economía, sino ante todo en Dios y en los demás. Quizá pensamos excesivamente en términos de apariencia e influencia, éxito y victoria. La globalización de nuestras comunicaciones debería llevarnos a globalizar la actitud fundamental de María: la confianza.

     "María, icono de la fe obediente". Ese ha sido el tema que Benedicto XVI ha tratado en su audiencia general del 19 de diciembre. El saludo que el ángel dirige a la Virgen, encuentra en ella una actitud de confianza, también para los momentos difíciles; una capacidad de considerar los sucesos a la luz de la fe; una humildad que sabe escuchar y responder a Dios con entrega.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Navidad, corazón del mundo



El origen de “el Belén” o “el Nacimiento”, como se llama entre nosotros, parece que se remonta a San Francisco de Asís, que revivió el nacimiento de Jesús en la cueva de Greccio en 1223. Después se extendería por toda Europa la costumbre de representar el Misterio de la Navidad con figurillas más o menos artísticas. Actualmente es muy popular en España y en los países de habla hispana.

     Sin duda son costumbres emparentadas con el Belén las “pastorelas” de los países latinoamericanos –sobre todo México–. Son pequeñas piezas de teatro, herederas de los “autos sacramentales” que los españoles llevaron en la evangelización primera. Todas cuentan la misma historia: la historia real de la Navidad, pero mezclada con acontecimientos actuales, no sin cierta dosis de buen humor y una chispa de ironía.

     En Oriente es muy conocido el icono de la Navidad, que viene a ser un Belén pintado, aparentemente sobrio, pero muy sugerente si se mira de cerca. Todo él es una montaña sobre la que se sitúan de un lado los ángeles (algunos en posición de adoración: otros llevan una túnica, para que como dice San Pablo “nos revistamos” de Cristo, de sus virtudes). Por otro lado vienen los Reyes magos. La Trinidad envía desde lo alto el rayo del Espíritu Santo, que se condensa en una estrella sobre la cueva oscura de Belén: el mundo que necesita a Dios.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Memoria y camino


M. Chagall, La ventana en la isla de Brehat (1924)

¿Se puede vivir sin un sentido, y sin que ese sentido tenga que ver con el amor? ¿Y qué mejor que “hacer memoria” de los dones de Dios, recorriendo el camino de la propia historia, para descubrir que ese camino sigue ahora hacia adelante, y es también para muchos?

     Benedicto XVI ha dedicado la audiencia general del 12 de diciembre a explicar “las etapas de la revelación”; es decir, la historia de la autocomunicación de Dios a la humanidad, para ofrecer su amor a todos y cada uno.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Dios que viene

Karen Blixen cuenta, en sus "Memorias de África" (Out of Africa, 1937), que una noche la despertó repentinamente un niño nativo. Se presentó silencioso en su habitación, con una lámpara en la mano, como si estuviera de guardia, “como un oscuro murciélago extraviado, con sus grandes orejas desplegadas”. Y le dijo muy solemnemente:

     “–Msabu, creo que debes levantarte”. Ella intentó que se marchara, pero él insistió y argumentó: “Creo que viene Dios”.

     Por la ventana contemplaron un extraño fenómeno: “Un gran incendio en las praderas y en las colinas, y la hierba ardía desde la cima hasta la llanura; desde la casa era casi como una línea vertical. Parecía como si una figura gigantesca se moviera y viniera hacia nosotros”. Tras un rato en silencio, ella intentó tranquilizarlo, pensando que se habría asustado. Pero su explicación no le impresionó demasiado: estaba convencido de que había cumplido con su deber al despertarla.

     “–Bueno –dijo–, puede que sea así. Pero pensé que era mejor que te levantaras en el caso de que viniera Dios”.

     Muchas culturas y religiones primitivas son capaces de captar, como un oscuro presentimiento más allá de los fenómenos naturales, el misterio de lo divino, porque todavía no les han “desencantado” el mundo, como nos pasa a los occidentales.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Acoger el proyecto de Dios


Joseph F. Brickey (1973-), Journey to Bethlehem

¿Cómo sería nuestro proyecto de vida si hubiéramos podido trazarlo personalmente? Con seguridad, no dejaríamos fuera a tantas personas que amamos; pero ¿dejaríamos fuera a las demás, nos serían indiferentes?

      La fe cristiana nos dice que Dios tiene un proyecto para cada uno de nosotros, que es, a la vez, una propuesta y una llamada para todos. Es un proyecto de amor y el amor es “benevolencia”, querer el bien para el otro. Nuestra respuesta debería ser una respuesta de amor a Dios, y, en consecuencia, a los demás. Lo ha dicho Benedicto XVI en su audiencia general del 5 de diciembre al explicar cómo “Dios revela su benévolo designio”.


martes, 11 de diciembre de 2012

El amor fiel de Dios, garantía de renovación

M. Chagall, Cristo en la noche


Renovarse o morir, se dice con raíces en los clásicos. Parece que a mitad de su vida las águilas deben enfrentarse con este proceso. Un salmo dice que Dios puede rejuvenecer el alma como el águila (103, 5).

      En la celebración de las primeras vísperas del Adviento (1-XII-2012), Benedicto XVI ha explicado, para los jóvenes universitarios de los ateneos romanos, que el amor fiel de Dios es la garantía para la auténtica renovación personal y para la renovación del mundo. Y lo ha hecho glosando las palabras de San Pablo: “El que os llama es fiel” (1 Ts 5, 24).

viernes, 7 de diciembre de 2012

Adviento: esperanza, oración, alegría



Un cuento de Adviento

El comienzo del adviento me ha traído a la memoria, una vez más, este cuento bien conocido.

     "Martín era un humilde zapatero de un pequeño pueblo de montaña. Vivía solo. Hacía años que había enviudado y sus hijos habían marchado a la ciudad en busca de trabajo.

     Martín, cada noche, antes de ir a dormir leía un trozo de los evangelios frente al fuego del hogar. Aquella noche se despertó sobresaltado. Había oído claramente una voz que le decía. ‘Martín, mañana Dios vendrá a verte’. Se levantó, pero no había nadie en la casa, ni fuera, claro está, a esas horas de la fría noche...

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Sobre el servicio de la caridad


Sucedió el 14 de Noviembre en Times Square, Nueva York. 
El policía le compró unas botas y le invitó a un café. 
No sabía que una turista le estaba sacando una foto

El trabajo y la vida ordinaria brindan muchas ocasiones 
para vivir la caridad y la misericordia aquí y ahora.


Un breve pero importante documento de Benedicto XVI subraya el papel central de la caridad en la misión de la Iglesia y la responsabilidad de los obispos en el impulso de la caridad (uno de los dos pilares de la nueva evangelización, junto con la confesión de la fe), y establece un marco normativo de referencia para las organizaciones caritativas católicas.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Para comunicar la fe: sencillez y coherencia

M. Chagall, Virgen de Tudeley (Inglaterra), 1967

¿Cómo hablar de Dos hoy, en la familia, a nuestros amigos y conocidos? Es lo que ha planteado Benedicto XVI en su audiencia general del 28 de noviembre.


Dios nos ha hablado en Jesús

     1. La primera respuesta es una mirada a la realidad según la vemos desde la fe. "La primera respuesta -señala el Papa- es que podemos hablar de Dios, porque Él habló con nosotros". Dios no es una hipótesis ni una inteligencia matemática lejana, sino que se ha autocomunicado hasta encarnarse en Jesús de Nazaret, compartiendo nuestra historia. "Dios es una realidad de nuestras vidas, es tan grande que aún así tiene tiempo para nosotros, nos cuida". En Jesús de Nazaret, que nos ha liberado del pecado y nos ha hecho hijos de Dios, encontramos la enseñanza sobre el "arte de vivir", el camino de la felicidad.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Despertar en Adviento, y quitarse los miedos


Caravaggio, La anunciación (h. 1608-1610), 
Museo de bellas artes de Nancy (Francia)


Los cristianos comienzan el año antes que los demás, como si quisieran adelantarse para anunciar algo grande; aunque en realidad es Dios, el creador del tiempo, quien señala sus etapas.

      Litúrgicamente, el año cristiano se inicia en el Adviento. Empezamos a prepararnos siempre de nuevo, como si fuera la primera vez y al mismo tiempo la última vez que viene el Hijo de Dios al mundo. Y no es “como si fuera”, sino que así “es”. Porque Dios sigue llegando como el amor-nuevo por vez primera. Llega en el “hoy” de su eternidad, que se entrecruza con nuestro “hoy”, cada vez que recomenzamos a estar más cerca de él. Esto sucede en una conversión, en una confesión, en un “quitarse los miedos, dejarlos afuera”, como dice la canción. Esto acontece sobre todo en la Eucaristía. Dios sigue llegando como el amor-juez al final de la vida de cada persona; y también, para todos los pueblos, al final de la historia.