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miércoles, 5 de marzo de 2014

Educación y coherencia

Ya Benedicto XVI subrayó la relevancia del testimonio personal y de la autenticidad del educador, entre los aspectos principales de la actual urgencia educativa. En las últimas semanas el Papa Francisco ha vuelto a situarse en esa línea, de un modo que se puede sintetizar en una palabra: coherencia. Esto es particularmente clave en la educación de la fe.

En su discurso a la Congregación para la Educación Católica (13-II-2014) ha puesto de relieve tres aspectos: el valor del diálogo, la preparación de los educadores y el talante de las instituciones educativas católicas.


Diálogo intercultural

a) El valor del diálogo intercultural ha sido subrayado por un reciente documento de la Congregación para la Educación Católica (*). A este propósito, Francisco ha señalado que la educación católica busca una educación integral de las personas, con pleno respeto a la libertad de cada alumno y a los métodos propios del ambiente escolar y académico; al mismo tiempo que presenta “la propuesta cristiana, es decir, a Jesucristo como sentido de la vida, del cosmos y de la historia”.

Así como Jesús anunció la buena noticia de la salvación en Galilea –una encrucijada de razas, culturas y religiones–, hoy también hemos de educar en un ambiente multicultural, conjugando creatividad con fidelidad a la propia identidad católica:

Los profundos cambios que han llevado a la difu­sión cada vez mayor de las sociedades multiculturales, exigen a cuantos trabajan en el sector escolar y universitario implicarse en itinerarios educativos de confronta­ción y diálogo, con una fidelidad valiente e innovadora que sepa llevar a encontrar la identidad católica a las diversas ‘almas’ de la sociedad multicultural”.


Preparación de los formadores

b) La preparación de los formadores –señala Francisco– debe ser una preparación seria que les ayude a saber comunicarse con los jóvenes:

Educar –observa el Papa– es un acto de amor, es dar vida. Y el amor es exigen­te, requiere empeñar los mejores recursos, despertar la pasión y ponerse en camino, con paciencia, junto a los jóvenes. El educador en las escuelas católicas debe ser en primer lugar muy competente, cualificado, y al mismo tiempo lleno de humanidad, capaz de estar en medio de los jóvenes con estilo pedagógico, para promover su crecimiento humano y espiritual”.

Francisco destaca el valor del testimonio y de la coherencia personal de los educadores: “Los jóvenes necesitan calidad de enseñanza y conjunto de valores, no solo enunciados, sino testimonios. La coherencia es un fac­tor indispensable en la educación de los jóvenes. ¡Coherencia! No se puede hacer crecer, no se puede educar sin coherencia: ¡coherencia, testimonio!”

Por consiguiente, se impone cuidar la formación permanente tanto en el ámbito intelectual como espiritual: “El educador necesita él mismo una formación permanente. Es preciso, pues, invertir para que los docentes y dirigentes puedan mantener alta su profesionalidad y también su fe y la fuerza de sus motivos espirituales. Y también en esa formación permanente me permito sugerir la necesidad de retiros y ejercicios espirituales para los educadores. Es bueno hacer cursos sobre tal y cual argumento, pero también es necesario hacer cursos de ejercicios espirituales, retiros, ¡para rezar! Porque la cohe­rencia es un esfuerzo, pero sobre todo es un don y una gracia. ¡Y hay que pedirla!”


Responsabilidad de las instituciones educativas

            c) La responsabilidad de las instituciones educativas en relación con la ciencia y la cultura supone participar en el diálogo intercultural, conscientes de la luz que la fe puede aportar: “Es preciso que las instituciones académicas católicas no se aíslen del mundo, sino que sepan entrar con valentía en el areópago de las culturas actuales y ponerse en diálogo, conscien­tes del don que tienen que ofrecer a todos”.


Coherencia del cristiano en el pensar, sentir y actuar

Dos semanas después, en su homilía del 27 de febrero en Santa Marta,  Francisco ha retomado la cuestión de la coherencia del cristiano. Después de administrar el sacramento de la confirmación, ha afirmado que ser cristiano significa dar testimonio de Jesucristo: ser una persona que “piensa como cristiano, siente como cristiano y actúa como cristiano”. Es la coherencia de la vida de un cristiano. “Uno puede decir que tiene fe, pero si falta una de esas cosas, no es cristiano, hay algo que no va, hay una cierta incoherencia. Y los cristianos que viven ordinariamente en la incoherencia, hacen mucho daño”.

La carta del apóstol Santiago –precisa el Papa– dice que defraudar el jornal a los segadores clama al Cielo (cf. Sant 5, 4). Y Jesús habla muy fuerte contra el escándalo, sobre todo el causado a los niños (cf. Mc 9, 42).  Estas actitudes hacen mucho daño a la fe y a la credibilidad del Evangelio. De poco serviría una biblioteca entera de argumentos sobre la existencia de Dios sin el ejemplo de coherencia cristiana. En cambio, es precisamente este ejemplo el que sirve para que el Espíritu Santo pueda trabajar en los corazones de los no creyentes, alejados o necesitados de formación.

De ahí la importancia de la coherencia que hemos de pedir, puesto que es un don: “Señor, que seamos coherentes’”. “¡Señor, que yo sea coherente! ¡Señor, que yo no escandalice nunca, que sea una persona que piense como cristiano, que sienta como cristiano, que actúe como cristiano!

Si caemos por debilidad, termina el Papa, pidamos perdón; porque todos somos pecadores, todos tenemos la capacidad de pedir perdón y Dios nunca se cansa de perdonar:

“Vayamos adelante por la vida con coherencia cristiana, con el ejemplo del que cree en Jesucristo, que sabe que es pecador, pero que tiene la valentía de pedir perdón cuando se equivoca, y que tiene mucho miedo a escandalizar. Que el Señor nos conceda a todos esa gracia”.

En suma, la coherencia del educador cristiano es clave para educar en la fe, lo que incluye anunciarla y transmitirla a muchos, empezando por sus alumnos. La relación entre educación y coherencia, siempre esencial, se sitúa hoy en un lugar prioritario.



(Publicado en www.cope.es, 3-III-2014)

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(*) Congregación para la Educación Católica, Educar al diálogo intercultural en la escuela católica: “Vivir juntos para una civilización del amor”, 28-X-2013.

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