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domingo, 12 de mayo de 2024

Inteligencia artificial, sabiduría y comunicación


El tema del Mensaje del Papa para la 58 Jornada mundial de las comunicaciones sociales (12-V-2024) es: “Inteligencia artificial y sabiduría del corazón para una comunicación plenamente humana”. Plantea, según señala obispo de Roma, “cómo podemos seguir siendo plenamente humanos y orientar hacia el bien el cambio cultural en curso”. No debemos, aconseja, dejarnos llevar por augurios catastrofistas ante el futuro, pero sí, como ya dice Guardini proféticamente ya en 1927, permanecer “sensibles al dolor que produce la destrucción y el proceder inhumano que se contiene en este mundo nuevo”; y promover “que brote una nueva humanidad de profunda espiritualidad, de una libertad y una vida interior nuevas” (Cartas del lago de Como, Pamplona 2013, 101-104).


Partir de la sabiduría del corazón

En continuidad con los mensajes de las anteriores Jornadas mundiales de las comunicaciones sociales (2021-2023), Francisco propone que, en esta época que corre el riesgo de ser rica en tecnología y pobre en comunicación, hemos de partir, para nuestra reflexión, de la sabiduría del corazón humano. Aquí el término corazón se usa en sentido bíblico, como la sede de la libertad y de las decisiones importantes de la vida. “La sabiduría del corazón es, pues, esa virtud que nos permite entrelazar el todo y las partes, las decisiones y sus consecuencias, las capacidades y las fragilidades, el pasado y el futuro, el yo y el nosotros”. Puede parecer, y lo es, difícil de lograr, pero, añade el Papa, “es precisamente la sabiduría —cuya raíz latina sapere se relaciona con el sabor— la que da gusto a la vida”.

Al mismo tiempo, advierte que no podemos esperar la sabiduría de las máquinas, y concretamente de la Inteligencia artificial (=IE). Como expresa su nombre científico original, machine learning, las máquinas pueden “aprender” en el sentido de almacenar y correlacionar datos, pero es solo el hombre el que puede darles su significado. De ahí que, como todo lo que está en manos del hombre, la IE es una oportunidad y a la vez un peligro en manos del hombre, si este no supera “la tentación original de llegar a ser como Dios sin Dios (cf. Gn 3). No se trata solo de un riesgo, sino del peligro en que de hecho el hombre ha caído al querer “conquistar por las propias fuerzas lo que, en cambio, debería cogerse como un don de Dios y vivirse en la relación con los demás”. Por eso afirma el sucesor de Pedro, es necesario “despertar al hombre de la hipnosis en la que ha caído debido a su delirio de omnipotencia, creyéndose un sujeto totalmente autónomo y autorreferencial, separado de todo vínculo social y ajeno a su creaturalidad”.

Estas afirmaciones no son generalidades. De hecho, desde la primera fase de la Inteligencia artificial, la de los medios sociales, hasta los algoritmos, vamos experimentando que “toda extensión técnica del hombre puede ser un instrumento de servicio amoroso o de dominación hostil”. Las fake news y deepfakes, con la manipulación y simulación que conllevan, son claros ejemplos. 


Por una regulación ética de la Inteligencia Artificial

¿Qué propone el Papa? Propone, en primer lugar, actuar preventivamente, fomentando “la regulación ética para frenar las implicaciones nocivas y discriminatorias, socialmente injustas, de los sistemas de inteligencia artificial y contrarrestar su uso en la reducción del pluralismo, la polarización de la opinión pública o la construcción de un pensamiento único”. Así pues, renueva su llamamiento exhortando a “la comunidad de las naciones a trabajar unida para adoptar un tratado internacional vinculante, que regule el desarrollo y el uso de la inteligencia artificial en sus múltiples formas” (Mensaje para la 57 Jornada mundial de la paz, 1-I-2024, 8).

En segundo lugar, propone crecer en humanidad, sin dejarse reducir a un mundo donde lo personal se convierte en meros datos en beneficio de unos pocos: del mercado o del poder. Y a este propósito, ensalza la figura del buen periodismo, que es capaz de comunicar la realidad, de modo que “devuelve a cada ser humano el papel de sujeto, con capacidad crítica, respecto de la misma comunicación”. De ahí que ve necesario “proteger la profesionalidad y la dignidad de los trabajadores del ámbito de la comunicación y la información, junto con la de los usuarios de todo el mundo”. Junto a ello pide garantizar los criterios éticos en la información, el respeto y la transparencia de la autoría y de las fuentes; de modo que se preserve el pluralismo y se represente la complejidad de la realidad, haciendo que la información sea “sostenible” y al mismo tiempo “accesible” para todos.

Sobre esta cuestión, afirma el Papa, “por una parte, se cierne el espectro de una nueva esclavitud, por la otra, una conquista de la libertad”. De nosotros, en gran parte depende que alimentemos el corazón con la libertad, sin lo cual no existe la sabiduría.  


Todo ello tiene una repercusión evidente sobre la educación de las nuevas generaciones. 

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