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viernes, 10 de octubre de 2025

El amor a los pobres, exigencia de la vida cristiana

Ante la exhortación apostólica “Dilexi te” (4-X-2025) alguien podría preguntarse: ¿por qué ahora un documento sobre los pobres? ¿Qué tiene que ver eso con la santidad como meta de la vida cristiana? ¿No es lo más importante la oración y los sacramentos? O por otra parte ¿no sería suficiente con insistir en que el cristianismo implica un compromiso social? En definitiva, ¿qué lugar deben ocupar los pobres y los necesitados en la Iglesia y en la vida cristiana?

Lo cierto es que el Papa León XIV ha demostrado ser “integrador” de los diversos aspectos de la vida cristiana, buscador de la unidad y de la coherencia. Pero de ningún modo relativizador, sino al revés, incisivo y profundo, sabiendo mostrar las exigencias de la verdad cristiana, aunque, ciertamente no se puede hablar de todo al mismo tiempo.

La exhortación apostólica Dilexi te, “te he amado” es el primer documento largo de León XIV. En su título recoge palabras que Cristo dirige, en el libro del Apocalipsis (3, 9), a una comunidad cristiana poco relevante y expuesta al desprecio. El texto se centra en el amor hacia los pobres. Se trata de un aspecto de la fe y de la vida cristiana que ha ido cobrando progresivamente importancia en el magisterio de la Iglesia sobre todo a partir del Concilio Vaticano II (cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 2443-2449).

La presentación vincula el tema de este documento con la encíclica Dilexit nos (2024) del Papa Francisco sobre el amor divino y humano de Cristo, pues contemplar el amor de Cristo, en palabras de esa encíclica, “nos ayuda a prestar más atención al sufrimiento y a las carencias de los demás, nos hace fuertes para participar en su obra de liberación, como instrumentos para la difusión de su amor”.


El amor a los necesitados, camino de santificación

El Papa Prevost señala que el documento retoma un texto preparado por Francisco sobre los pobres y necesitados, “imaginando que Cristo se dirigiera a cada uno de ellos diciendo: no tienes poder ni fuerza, pero ‘yo te he amado’”. Declara compartir el deseo del Papa anterior “de que todos los cristianos puedan percibir la fuerte conexión que existe entre el amor de Cristo y su llamada a acercarnos a los pobres” (3). Así queda enunciado el objetivo principal del documento: proponer este “camino de santificación” de fuerte raigambre evangélica: reconocer a Cristo en los necesitados para configurarse con Cristo, en lo que consiste la santidad.

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