¿Qué es propiamente la verdad cristiana? ¿Qué nos aporta para la vida? ¿Qué consecuencias tiene esto en la educación cristiana y en la tarea teológica?
En su
mensaje a las Academias Pontificias, el 28 de enero, el Papa Francisco, ha querido señalar el hilo que une la encíclica sobre la Fe (
Lumen fidei, 29-VI-2013) y la exhortación “La alegría del Evengelio” (
Evangelii gaudium, 24-XI-2013).
Ese hilo es la relación entre la fe, la verdad y el amor.
El Papa comienza evocando el núcleo mismo, lo más importante de lo que dice la encíclica sobre la fe. La fe no son meras creencias, sino verdadero conocimiento, que aporta fuerza de convicción y luz para iluminar la vida. Ahora bien, el conocimiento, la convicción y la luz propios de la fe provienen de su vinculación con el amor: “La fe conoce en cuanto está vinculada al amor, en cuanto el amor mismo lleva una luz. La comprensión de la fe es la que nace cuando recibimos el gran amor de Dios que nos trasforma interiormente y nos da ojos nuevos para ver la realidad” (Lumen fidei, 26).