Punto de encuentro para educadores, catequistas y personas interesadas en la formación cristiana
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sábado, 26 de enero de 2013
Fe y caridad, antropología y ética
¿Qué importancia tiene la relación entre fe y caridad para una sana antropología y ética, compatible con la visión cristiana? Esto lo ha explicado Benedicto XVI en un breve y profundo discurso ante la asamblea plenaria del Pontificio Consejo “Cor Unum” (19-I-2013). De esta manera ha profundizado en el contenido de su motu proprio sobre el servicio de la caridad (Intima Ecclesiae natura, 11-XI-2012). Sigamos por pasos su argumentación.
martes, 22 de enero de 2013
Jesucristo, el rostro de Dios
A. Rublev, El Salvador (h. 1410),
Galería Tretyakov (Moscú)
¿Es Dios algo visible, que se pueda ver y tocar, o al menos imaginar? ¿Es Jesús un mediador más, entre otros, que nos informa sobre Dios o nos puede acercar a Él? ¿Y qué papel juegan en esto los demás?
Son algunas de las preguntas que respondió, en su audiencia general del 16 de enero, Benedicto XVI, hablando sobre “Jesucristo, mediador y plenitud de toda la revelación”. Cabe destacar dos aspectos: Dios se ha hecho visible en Jesucristo: Jesús es mediador de Dios en plenitud, también a través de los más necesitados.
viernes, 18 de enero de 2013
El testimonio común de los cristianos
"...Y formarán un solo rebaño, con un solo pastor" (Jn 10, 16)
La Semana de oración por la Unidad de los Cristianos brinda la oportunidad de plantearse algunas cuestiones particularmente actuales: ¿Qué es el ecumenismo? ¿Por qué es importante el “testimonio común” de los cristianos? ¿Qué posibilidades existen en la “colaboración ecuménica”?
martes, 15 de enero de 2013
Lecciones de la Encarnación
Giotto, Nacimiento de Jesús (1304-1306), detalle.
Capilla de los Scrovegni, Padua (Italia)
¿Para qué se hizo hombre el hijo de Dios? ¿Cuál debe ser nuestra actitud ante este hecho central de la fe cristiana? Esta ha sido la realidad (la “Encarnación”) que ha centrado la atención de Benedicto XVI, en su audiencia general del 9 de enero.
¿Qué sentido y finalidad tiene la Encarnación? Ante todo (dice el Credo), “por nuestra salvación”. Cuando San Juan, en su Evangelio, dice que “la Palabra se hizo carne”, se refiere a que se hizo hombre subrayando, dice el Papa, el aspecto de transitoridad y temporalidad, pobreza y contigencia que tiene la naturaleza humana. “Esto –prosigue explicando– quiere decir que la salvación realizada por Dios hecho carne en Jesús de Nazaret, toca al hombre en su realidad concreta y en cualquier situación en la que esté”.
miércoles, 9 de enero de 2013
La fe, un renacer con la fuerza de Dios
¿Qué tiene que ver el origen de Jesús con la fe? ¿Qué podemos aprender de la actitud de María en ese origen? ¿De qué nos puede servir esto ante las dificultades? Al comienzo del año, y en la “cuesta” de Enero, nos conviene plantearnos cómo nos ayuda la fe.
De esto se ocupó Benedicto XVI en su audiencia general del 2 de enero, con el título: “Fue concebido por obra del Espíritu Santo”. Ante la gruta de Belén surge la pregunta de cómo pudo aquel Niño cambiar radicalmente el curso de la historia. Y aún otra pregunta más profunda, que hizo Pilatos: “¿De dónde eres tú?” (Jn. 19, 9).
Jesús había dicho “Yo soy el pan bajado del cielo” (Jn. 6, 41), pero muchos no le habían querido escuchar, pensando que conocían bien a su padre y a su madre (cf. Jn. 6, 42). Y luego les había insistido: “Yo no he venido de mí mismo, pero el que me ha enviado, a quien vosotros no conocéis, es veraz” (Jn. 7, 28).
El Papa se detiene mostrando cómo el origen de Jesús está claro en los Evangelios, sobre todo en las palabras del ángel Gabriel a María. Al mismo tiempo, todo ello nos enseña acerca de lo que supone la fe cristiana.
jueves, 3 de enero de 2013
Trabajar y educar para la paz
En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz (“Bienaventurados los que trabajan por la paz”, 1-I-2013), dice Benedicto XVI: “La paz no es un sueño, no es una utopía”. Bajo las apariencias de lo contrario, sabemos que el hombre es imagen de Dios y que Cristo, con su obra redentora, nos ha dado la posibilidad de tener “un corazón nuevo” y un “espíritu nuevo” (cf. Ez 36, 26). Él nos brinda la verdadera paz, que nace del encuentro confiado del hombre con Dios.
La paz, señala el Papa, es un don divino y una tarea del hombre. Como don divino se implora y se alcanza por medio de la oración y rechazando el pecado en todas sus formas: “el egoísmo y la violencia, la codicia y el deseo de poder y dominación, la intolerancia, el odio y las estructuras injustas”. Como tarea humana, el camino de la paz es el mismo que el del bien común. Lo confirma el Evangelio, como expresa Benedicto XVI: “El que trabaja por la paz, según la bienaventuranza de Jesús, es aquel que busca el bien del otro, el bien total del alma y el cuerpo, hoy y mañana”.
miércoles, 2 de enero de 2013
El primer villancico de la historia
(Acoger a Dios trae la paz)
Aunque dice el evangelista san Lucas que no hubo lugar para ellos en la posada (cf. Lc 2, 7), los ángeles sí que acogen al Dios niño que nace. Cantan un himno de alegría y de paz: “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace”. Este puede considerarse el primer villancico de la historia (cf. J. Ratzinger, Cooperadores de la verdad, ed. Rialp 1991, pp. 490s).
En su homilía de Nochebuena de 2012, se ha fijado Benedicto XVI en esta relación entre la gloria de Dios en las alturas y la paz en la tierra a los hombres. Y advierte: “Donde no se da gloria a Dios, donde se le olvida o incluso se le niega, tampoco hay paz”.
Y se detiene en la actual crítica a la religión: “Hoy, sin embargo, corrientes de pensamiento muy difundidas sostienen lo contrario: la religión, en particular el monoteísmo, sería la causa de la violencia y de las guerras en el mundo; sería preciso liberar antes a la humanidad de la religión para que se estableciera después la paz; el monoteísmo, la fe en el único Dios, sería prepotencia, motivo de intolerancia, puesto que por su naturaleza quisiera imponerse a todos con la pretensión de la única verdad”
Aunque dice el evangelista san Lucas que no hubo lugar para ellos en la posada (cf. Lc 2, 7), los ángeles sí que acogen al Dios niño que nace. Cantan un himno de alegría y de paz: “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace”. Este puede considerarse el primer villancico de la historia (cf. J. Ratzinger, Cooperadores de la verdad, ed. Rialp 1991, pp. 490s).
En su homilía de Nochebuena de 2012, se ha fijado Benedicto XVI en esta relación entre la gloria de Dios en las alturas y la paz en la tierra a los hombres. Y advierte: “Donde no se da gloria a Dios, donde se le olvida o incluso se le niega, tampoco hay paz”.
Y se detiene en la actual crítica a la religión: “Hoy, sin embargo, corrientes de pensamiento muy difundidas sostienen lo contrario: la religión, en particular el monoteísmo, sería la causa de la violencia y de las guerras en el mundo; sería preciso liberar antes a la humanidad de la religión para que se estableciera después la paz; el monoteísmo, la fe en el único Dios, sería prepotencia, motivo de intolerancia, puesto que por su naturaleza quisiera imponerse a todos con la pretensión de la única verdad”