miércoles, 8 de abril de 2020

El Crucifijo y el Evangelio


Viernes, 27 de marzo. El Papa reza en la plaza de San Pedro,
presidida por el Crucifijo de San Marcello al Corso

En medio de la pandemia que nos toca vivir, irrumpe la Semana Santa y, tras ella, el tiempo de Pascua. En su audiencia general del miércoles 8 de abril, el Papa nos acompaña, prepara y aconseja, a la vez que anuncia y confirma la fe. Para ayudarnos, se plantea preguntas que quizá nos hagamos en tiempos de crisis: ¿Donde está Dios ahora? ¿Por qué permite el sufrimiento? ¿Por qué no resuelve rápidamente nuestros problemas?

También la gente que acogió a Jesús triunfalmente a su entrada en Jerusalén –observa Francisco- se preguntaba si libraría al pueblo de sus enermigos (cf.Lc 24, 21). Esperaban un Mesías poderoso y triunfante con la espada. En cambio les llega uno manso y humilde que llama a la conversión y a la misericordia. Y, curiosamente, la misma gente que lo había aclamado luego pedirá que le crucifiquen (cf. Mt 27, 23), mientras que los que le seguían lo abandonan confusos y asustados.