Una mirada a la realidad con ojos y corazón cristianos
¿Cómo surge la cuarta encíclica del Papa y cuál es su finalidad?
La encíclica Dilexit nos, sobre al amor humano y divino de Jesucristo (24-X-2024), nace de la experiencia espiritual del Papa Francisco y se puede ver como clave de lectura del pontificado. También, por tanto, de las anteriores encíclicas de Francisco en su conjunto.
Plantea lo que se puede colegir de la nota 1 en el primer capítulo, donde se remite al padre Diego Fares, que calificó el pontificado de Francisco en la línea de una “reforma desde el corazón” y una “educación del corazón”.
Se nos propone “volver al corazón” (cf. nn. 9 ss) en un mundo tentado por el consumismo, donde corremos el riesgo de perder personalmente nuestro centro, la fuente de nuestras verdaderas intenciones, preguntas y respuestas, donde se juega realmente nuestra vida. Pues el corazón es lo que nos unifica personalmente (armonizando la inteligencia y la voluntad, los sentidos, los afectos y los deseos). Y sin el corazón nos quedamos como fragmentados y descoyuntados por dentro. Además, el corazón es el que permite los encuentros y los vínculos con los demás y con el mundo. Y cuando falla el corazón “nos volvemos incapaces de acoger a Dios” (n. 17). En efecto, y el lenguaje común sabe algo de lo que significa tener corazón o no tenerlo.
De ahí que, ante los dramas de nuestro mundo, el Concilio Vaticano II invitaba a volver al corazón, ya que el ser humano “por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero; a esta profunda interioridad retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda, escrutador de los corazones (cf. 1 Sal 16,7; Jr 17,10), y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino “ (Gaudium et spes, 14).