Como continuamente en estos días, el mensaje de Francisco para la Cuaresma de 2016 desea personalizar la misericordia. No se trata simplemente de algo que complementa la piedad y la vida cristiana, sino de un punto nuclear y decisivo para todos y cada uno de los cristianos. “La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio”, que ahora pide ser vivido con mayor intensidad.