S. Boticelli, Trinidad, 1465-1467
Ante la brutal violencia terrorista, habrá quien se pregunte dónde está Dios. Y los cristianos decimos: aquí, Dios está aquí, sufriendo con nosotros y con todos los que sufren, ahora y hasta el fin del mundo. No otra cosa revivimos en la Semana Santa. En una entrevista al papa emérito Benedicto XVI, publicada en un libro reciente y recogida en el “Osservatore Romano” (*), sale a relucir el sentido del sufrimiento en Dios.
El hombre moderno parece no tener necesidad de justificarse ante Dios, e incluso a veces se atreve a pedir a Dios que se justifique ante los males del mundo. El hombre ha perdido la sensibilidad de los propios pecados, se cree justo, y no siente necesidad de ninguna salvación. O por lo menos tiene la sensación de que Dios no puede dejar que se pierda la mayor parte de la humanidad.