Un nuevo libro
Sentir con la Iglesia
Si para toda persona su «yo» está llamado a realizarse en su apertura a los demás (cf. GS 24), esto acontece con mayor plenitud en el cristiano que se deja plasmar enteramente por Dios, de modo que su «ser Iglesia» se va convirtiendo en «imagen viva de la Iglesia».
Ahora bien, este paso del ser al manifestarse, este enlace de la vocación con la misión, requiere que la realidad de su vida «en» la Iglesia impregne existencialmente la interioridad del cristiano: que ilumine su inteligencia, fortalezca su voluntad, inflame su corazón y vivifique todo su actuar en el mundo, dotándole de la libertad misma de los hijos de Dios.
Todo ello puede sintetizarse diciendo que el cristiano está también llamado a sentir con la Iglesia. Es decir, a amar a la Iglesia verdaderamente y con todas las consecuencias.
Con esta frase –que figura en el título de nuestro libro– no se quiere indicar, por tanto, solamente una opinión favorable a las doctrinas de la Iglesia o una mera disposición a participar de sus ritos o a cumplir sus normas morales, ni una adhesión más o menos pasajera a las personas que la representan oficialmente (principalmente el papa y los obispos); sino un vivir, conocer y comprender la Iglesia que sea fruto de la oración y de la reflexión, del diálogo y de la correspondencia diaria a la gracia que nos ha hecho cristianos por el bautismo.