martes, 26 de noviembre de 2013

Educación o formación bíblica

M. Chagall, Moisés-Las tablas de la ley (litografía de 1956)


Lo señala el Papa Francisco en su Exhortación Evangelii gaudium:La Palabra de Dios escuchada y celebrada, sobre todo en la Eucaristía, alimenta y refuerza interiormente a los cristianos y los vuelve capaces de un auténtico testimonio evangélico en la vida cotidiana” (n. 174).
            De ahí la importancia de la educación o la formación bíblica, encaminada primero a comprender la Palabra de Dios, que da sentido pleno a nuestra vida y a la vida del mundo; y hacer así posible que los cristianos seamos eco de esa Palabra con nuestra existencia, vivida de forma coherente.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Realidad, intenciones y circunstancias

¿Qué hace que una acción sea buena? Según Kant, “no se puede pensar que exista algo, dentro o fuera del mundo, que pueda ser tenido sin limitación por bueno, a no ser una buena voluntad”. Pero, replica Spaemann, todo el que actúa lo hace buscando un bien para él. Por eso, antes que las intenciones y las circunstancias, hay que atender a la realidad de cada situación.

jueves, 14 de noviembre de 2013

La conciencia moral

La ética intenta orientar ante lo que se debe hacer, explicando la naturaleza de lo que llamamos “bien”, de los valores, de la justicia y de las consecuencias de los actos. Pero con frecuencia podemos escuchar algo así: en último término, lo que hay que hacer es seguir la conciencia.
            ¿Hasta qué punto es esto así? Conviene plantearse qué y cómo es la conciencia, y dónde se origina; qué valor tienen los sentimientos de culpabilidad y de arrepentimiento; y, finalmente, tres preguntas: ¿la conciencia siempre lleva la razón? ¿Hay que seguir siempre la conciencia? ¿Hay que respetar siempre la conciencia de los otros?. Es lo que hace Spaemann en el capítulo VI de sus “Cuestiones fundamentales de Ética”.

martes, 12 de noviembre de 2013

De iconos, santos y vida cotidiana

W. Hofhuizen, Children with ball (1953)

La fe cristiana surge, vive y se transmite a partir de “la belleza que salva” (Dostoievsky). Solo se llega a la luz por la Cruz. Mirando la belleza del Crucificado Resucitado, escribe von Balthasar: “En la mirada de la fe se identifican bienaventuranza y sacrificio de autoentrega”.  Los iconos y los santos, son por eso, imágenes privilegiadas de la belleza; belleza que también encontramos en la vida cotidiana y en el arte cristiano, y que puede inspirar nuestra oración.

lunes, 11 de noviembre de 2013

El camino educativo de la belleza

A. Bouguereau (1825-1905), Virgen y ángeles músicos

En todas las épocas la música, 
por su capacidad para suscitar belleza, 
ha sido clave en la educación

Nos acercamos al final de Año de la Fe. Y por tanto, interesa recapitular lo que nos sirva también para educar en la fe. Pues bien, la belleza es un camino decisivo, siempre lo ha sido, para la educación. Y hoy debemos redescubrirlo para la educación en la fe, que tiene su propia belleza. “Si quieres construir un barco –escribió A. De Saint-Éxupéry–, no juntes hombres para cortar leña, dividir las tareas e impartir órdenes, sino enséñales la nostalgia del mar, vasto e infinito”. En la misma línea decía el cardenal Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco, que educar es “mantener la capacidad de soñar“ (Mensaje a las comunidades educativas, 2007).

viernes, 8 de noviembre de 2013

Convicciones y responsabilidad

¿El fin justifica los medios? No se trata de que para conseguir un fin haya que emplear medios, sino de qué medios (¿vale todo?) se pueden emplear; pues solo si se discute esto se podrá hablar de “justificar”. ¿Pero qué es la justicia?

Dice Spaemann que la justicia implica “reconocer que todo hombre merece respeto por sí mismo”. Actuar justamente requiere además querer lo bueno para el otro. Según Max Weber esto exigiría una ética de responsabilidad y no de convicciones. Ojo, advierte Spaemann, pues hay que tener cuidado con el utilitarismo. Entonces ¿en qué consiste nuestra responsabilidad?

Opción por los sencillos

Un desafío para la inteligencia 



Día a día se hace más patente la importancia de lo sencillo, que no es lo simple. Muchas veces tenemos miedo a lo sencillo, quizá porque presentimos que es lo más real. Cuentan de un ensayista español que a veces, terminado un texto, se lo pasaba a su secretario, menos versado en filosofías, para ver si lo comprendía. Y si le decía: “se entiende perfectamente”, entonces el autor le replicaba: “pues oscurézcalo un poco”…